ACLU defiende derechos y libertades civiles


(Abril 2003) – «¡Los hispanos estamos dormidos!», dice a El Paracaidista Lida Rodríguez-Taseff, presidente del capítulo de Miami de la Unión Americana de Libertades Civiles (American Civil Liberties Union, – ACLU), y una de sus voceros nacionales. Explica que no nos damos cuenta de que lo que el gobierno está haciendo hoy día arrestando y deportando a muchos árabes y musulmanes lo puede hacer en cualquier momento, y en masa, a quienes sean que no tengan ciudadanía, aun a los residentes.

«Los inmigrantes no conocen sus derechos básicos que todos tenemos en este país. Traen sus prejuicios y sus temores de sus propios países, y no se dan cuenta que aquí, por ejemplo, hay cosas que no son aceptables de parte de la policía, como el esculcar [expiar] el carro de la persona que han parado por pasarse el límite de velocidad».

Es importante comprender que la ACLU no hace casos de inmigración, pero sí toma casos en que inmigrantes, documentados o no, han sufrido violaciones de sus derechos civiles – como lo es el abuso policial. La ACLU ha sido, por muchos años, el recurso principal de minorías y aquellos de otra manera marginados para proteger sus libertades civiles, garantizadas por la serie de enmiendas a la Constitución de Estados Unidos que se conoce como la Declaración de Derechos (Bill of Rights).

Muchos hispanos no conocen a la ACLU, o quizás piensan que es un organización de cortes liberales. Pero la ACLU no tiene afiliación política, sino que protege imparcialmente todos los derechos, inclusive el de libre expresión, de todos los que viven aquí, incluyendo los inmigrantesLa misión de la ACLU es luchar contra violaciones de libertades civiles cuando y dondequiera que ocurran. Es tal su compromiso con la defensa de la libertad de expresión de todos que la ACLU a menudo ha defendido a grupos impopulares, como, famosamente, defendió con éxito en las cortes, en 1977, el derecho del Partido Socialista (Nazi) de América a desfilar en Skokie, Illinois, un suburbio de Chicago donde residían muchos sobrevivientes del Holocausto de los judíos.

La ACLU fue fundada en 1920 por un puñado de activistas estadounidenses, y siempre ha operado sin lucro – a base de donaciones de individuos, fundaciones y otras instituciones – e independiente de fondos gubernamentales. La afirmación de los derechos civiles de individuos y de grupos, ratificada por decisiones y órdenes de cortes – inclusive de la Corte Suprema, donde la ACLU es la organización que ha presentado más casos – ha incrementado en décadas recientes en gran parte debido a la labor de esta entidad defensora.

En los años de su formación, los derechos de minorías, étnicos y políticos, estaban pisoteados por la política de los representantes de la mayoría dominante. Por ejemplo, la segregación racial y la violencia contra afro americanos sancionada por los estados estaban a la orden del día. Muchas personas, por el mero hecho de haber nacido en el extranjero, eran presuntas anarquistas o radicales políticos y se les deportaba sin proceso legal. Rutinariamente los activistas políticos caían abandonados en la cárcel tan sólo por distribuir literatura contra la guerra. Los derechos de homosexuales y lesbianas, y de otros grupos minoritarios, eran casi inconcebibles.

Hoy la ACLU cuenta con cerca de 300.000 miembros y gente que le apoya, con oficinas en casi cada estado. Día tras día, la ACLU continúa tomando casos de gente común y corriente que ha caído víctima de la discriminación o de alguna injusticia y que decide combatirla en la corte.

La ACLU ha defendido en las cortes, en numerosas ocasiones, los derechos de los inmigrantes. Desde la fundación de Estados Unidos más de 55 millones de inmigrantes han llegado aquí – en realidad todos los estadounidenses, con la excepción de las tribus indígenas, pueden ser considerados inmigrantes. La Constitución de Estados Unidos no otorga el derecho de trasladarse a este país a cualquiera, pero protege los derechos de los que ya estén aquí, documentados o no – el derecho de no ser discriminado por raza u origen nacional, y de no ser tratado arbitrariamente por el gobierno. La ACLU ha desafiado, por muchos años, leyes anticonstitucionales y prácticas ilícitas del gobierno, que discriminaban contra los inmigrantes y que han sido y serán cambiadas.

Es la posición de la ACLU que las libertades civiles deben ser respetadas aun en tiempo de emergencia nacional. Después del ataque de septiembre 11 de 2001, se intensificaron dramáticamente los arrestos y detenciones indefinidas de árabes y musulmanes supuestamente conectados con el ataque, y de los cuales el gobierno hasta ahora no ha revelado ni sus nombres – el caso está en la Corte Federal de Nueva York.

«Nosotros luchamos por impedir que el Congreso pasara la Ley Patriota (Patriot Act), pero en fin fue aprobada, el país estaba adormecido», dice Lida Rodríguez-Taseff. «Sabíamos que abriría las puertas para más violaciones de derechos, porque hay una estipulación dentro de esa ley que concede el derecho a arrestar a cualquier no ciudadano hasta por siete días sin cargos. Muchos han sido arrestados y deportados, sin contactos con sus familias, y a veces los familiares no se dan cuenta hasta que ellos llaman desde sus países. En San Diego y Los Angeles recientemente arrestaron a más de mil hombres árabes y musulmanes que se habían presentado al INS [ahora BCIS] para inscribirse, tal como se había pedido. Muchos fueron deportados, por la más mínima infracción».

Ella enfatiza que ahora hasta están deportando a gente aun por no reportar un cambio de dirección al Buró de Ciudadanía y Servicios de Inmigración (BCIS – Bureau of Cizenship and Immigration Services) o por no renovar el permiso de trabajo. «El año pasado se encontraron más de 200.000 expedientes que el INS no había procesado, en un almacén de depósito, y todas estas personas están en peligro de ser deportadas, aunque no tengan ninguna culpa».

«En la Florida estamos tratando de cambiar la ley que ahora le niega la licencia de manejar a indocumentados», dice Rodríguez-Taseff. Pero la ACLU trabaja más fuera que dentro de las cortes: «Estamos trabajando en muchas partes con las policías locales, para prevenir que ellos actúen como agentes de inmigración, que es lo que está pasando desde que el Procurador General, John Ashcroft, les pidió que lo ayudaran de esta manera. Y, en la Ciudad de Miami, hemos logrado formar un panel civil ‘discriminatorio’, para investigar infracciones de parte de la policía».

Si usted ha sufrido una violación de sus derechos civiles puede llamar o visitar la ACLU, y llenar un formulario de querella. Están en en el 4500 Biscayne Blvd., Suite 340, Miami, FL 33137 y el teléfono es 305-576-2336. En Internet está en www.aclufl.org/en_espanol.html. De nuevo, ellos no toman casos de inmigración, pero sí de infracciones contra los derechos civiles de cualquiera, no importa su estado inmigratorio.

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