HB 56 de Alabama obliga a mujeres a elegir lo imposible


Jocelyn de catorce años de edad quiere ser la primera persona en su familia en graduarse. Pero ahora puede que tendrá que hacerlo sin la persona que más quería que estuviera allí: su madre. Cuando Alabama promulgó la ley más dura de inmigración en la nación, HB 56, su mamá se enfrentó a una decisión imposible: quedarse a vivir en el miedo, o huir de regreso a México, negando a su hija la educación que ella había sacrificado tanto para darle.

Hace seis meses, la mamá de Jocelyn decidió regresar a México con su padrastro y su hermana de tres años de edad, dejando a Jocelyn en Alabama con un tío.

«No la tengo a ella para que me levante cada mañana y me diga que haga lo mejor que pueda en la escuela», dijo la estudiante de octavo grado, quien dijo que su madre la había traído a Alabama cuando tenía seis años «para una mejor educación y una vida mejor».

Jocelyn habló con 17 mujeres líderes de todo el país quienes viajaron a Birmingham, Alabama la semana pasada, como parte de la Delegación Nacional de Mujeres de los Derechos Humanos de We Belong Together.

«Mujeres y madres de todo el país están escuchando estas historias», observó Miriam Yeung, directora ejecutiva del Foro Nacional de Mujeres americanas de origen asiático o pacífico en Washington, DC, y co-líder de la campaña de We Belong Together. «Y cuando lo hacen, tienen profunda, profunda resonancia».

La delegación – integrada por mujeres de algunas de las principales organizaciones de justicia social de la nación, incluyendo la Iniciativa de Mujeres Negras del Sur Rural, el Instituto Nacional de Latinas para la Salud Reproductiva y el Centro de Ley de Inmigración Nacional – escribió un llamado a la acción en respuesta a las historias que oyeron de Jocelyn y otras mujeres y niñas inmigrantes.

En un comunicado difundido a los medios de comunicación nacionales el viernes [23 de marzo de 2012], durante una sesión informativa organizada por New America Media y la campaña de We Belong Together, hicieron un llamado a las mujeres estadounidenses a unirse a ellos en el apoyo a la derogación de la medida HB 56 y otras «leyes anti-inmigrantes, anti-familias».

La ley de inmigración de Alabama, escribieron los delegados, ha creado un clima de «miedo, maltrato psicológico y tormento» que ha obligado a familias como la de Jocelyn a tomar una decisión imposible: «La realidad es que para estas mujeres, la decisión de irse o quedarse aquí en sus hogares es una imposible ponderación de los riesgos impensables».

Pero la ley también ha galvanizado a las mujeres en todo el estado a la vanguardia del movimiento de derechos civiles aquí, con lo que los delegados llamaron un «espíritu de resistencia, coraje, poder, y lo más importante – el amor».

Algunas mujeres locales han establecido sus propias organizaciones de derechos humanos en respuesta directa a la HB 56 en Tuscaloosa y otras ciudades en todo el estado. Otros, como Faith Cooper, directora ejecutiva del Centro de Vivienda Justa de Alabama Central (CAFHC por sus siglas en inglés) en Montgomery, se han unido a las demandas que desafían las disposiciones de la ley.

CAFHC fue una de las organizaciones que cuestionaron una disposición de la HB 56 que hizo ilegal que los inmigrantes indocumentados participen en transacciones comerciales con el Estado. Esto efectivamente hizo ilegal que los dueños de casas móviles – muchos de los cuales son familias latinas – pagaran su cuota anual de licencia requerida. En noviembre, el juez de Distrito de EE.UU. Myron Thompson encontro que los legisladores estatales habían pasado la HB 56 «con intención racista», y emitió una medida cautelera, de manera temporal para evitar que estas familias pierdan sus casas móviles.

La HB 56 estaba «convirtiendo los actos normales de la vida cotidiana en hechos punibles», observó Deborah Weinstein, directora ejecutiva de la Coalición de Necesidades Humanas con sede en Washington, DC – y una de las delegadas que fueron a Alabama esta semana.

Cooper, quien ha vivido en Alabama durante 30 años, dijo que estaba «personalmente molesta por la manera en que otras mujeres y familias han sido tratados en este estado… mujeres que han tenido que encontrar tutores legales para sus hijos, personas que ni siquiera conocen bien, por si son recogidos por la policía y tienen que irse rápidamente».

Jocelyn, quien ahora vive con su tío, recuerda cuando su madre la llevó a Alabama, diciéndole que «todo esto iba a valer la pena algún día».

Ahora, dice, «Yo sólo quiero ser la primera [de mi familia en graduarme] y ser un modelo a seguir para mi hermana pequeña. Yo quiero que ella regrese y tenga una educación».

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